Música

domingo, 18 de octubre de 2009

Concepcion de amor

Cuando entramos, me alejé un poco y tome posición una fila más atrás.

Miro el suelo y encuentro un lápiz rojo, no hay nadie alrededor, lo tomo y feliz me lo guardo, porque me agradan ese tipo de lápices.

La ponencia suena bien, me agrada el tono de voz, las imágenes, la gente que está escuchándola, el olor, la sala, la región, me gusta mucho Concepción. Sigo con entusiasmo todo el día, mis amigos repletan el alma de emociones, de lugares, de comida y de diversión.

Es que adoro que me mires, que cuando estoy aquí o estoy allá, llegas de la nada, emerges como un honguito, yo te adoro, desde ya te adoro, no me interesa nada más. Suelo hablar mucho, tú lo notas y esa noche no fue la excepción, te acercaste y me tomaste firme, tus manos aferraron mi cintura a tu cuerpo tan rápido que mi corazón se paro y yo dejé de hablar pero luego respiré y seguí hablando, no puedo evitarlo, lo siento. Aunque tú de la mejor forma me callaste, mientras yo te decía que había pasado una estrella fugaz y le había pedido un deseo, lo acepto mucho de lo que te digo es mentira, no más bien son invenciones, son sueños, son ilusiones… pero dime si la vida no sabe mejor de esta manera, si yo te la cuento como si la estuviéramos escribiendo juntos en ese momento y para siempre. Y fue ahí, en ese instante mismo cuando me callaste con un beso profundo, silenciador, abro los ojos y te veo frente a mi y miro el cielo, esta oscuro pero estrellado, tan estrellado como mi corazón latiendo a mil, te abrazo sin pensarlo y tu me hablas unas cositas al oído, no te puse mucha atención porque estaba todavía saboreando tus labios en mi mente y en mi boca, estaban tan dulces, como si milagrosamente hubieses comido miel antes de besarme. El viento está frío, muy frío pero tus brazos son el mejor abrigo, tu piel esta tibia, tomo tu mano y en mi mente corre una película apresurada de tu cuerpo completo, que ganas de tenerte en un sitio solos, pero veo muchos ojos y muchas voces en plena actividad.

Nos recostamos, nos tapamos, se forma un calor ambiental exquisito, tus manos siguen tibias y suaves, las siento por mi piel, mis ojos se comienzan a cerrar, mi voz empieza a decaer, pero seguimos hablando de no se qué, me miras y me dices que te vas, asiento con mi cabeza, me das un último beso y pides que me cuide…quizás nunca fue real besarte por eso ahora te escribo con la tinta del lápiz, tal cual como te encontré, de amor y casualidad.


-Banana

1 comentario:

Avecescanto dijo...

creo que he muerto
a lo mejor, si vuelvo a nacer,
te lo comento en persona.